Hace unos días una amiga me invitó a una conferencia sobre Moctezuma y recordé como me impactó la primera vez que estuve en la Gran Tenochtitlan.
Era mi primera vez en CDMX y ahí a los pies de la Catedral Metropolitana estaban las ruinas de la que fuera la gran Capital del Imperio Azteca, el lugar donde esos migrantes en 1325 encontraron la señal, un nopal, la serpiente y un águila, para establecerse en medio de un islote.
Estos años la visité varias veces más y debo decir que cada vez que camino por las ruinas descubro nuevos tesoros, simbolismos, ritos e historias.
Fue en 1978, que unos trabajadores excavando descubrieron la piedra de la Diosa Coyolxauhqui, y el interés de López Portillo, hizo posible el Museo del Templo Mayor.
El Huey Teocalli fue el centro del Universo de los Mexicas, donde confluían en el plano horizontal los puntos cardinales y en el vertical los trece cielos del supramundo, la tierra y los 9 niveles del inframundo.
Grandes calzadas la unían con la tierra firme, Tacuba por el Poniente, hacia donde se orientaba el templo, Iztapalapa por el Sur y el Tepeyac al Norte.
En la parte superior contaba con dos adoratorios sagrados, uno de ellos a Tlaloc, el Dios de la lluvia y otro a Huitzilopochtli, el Dios de la Guerra, pero también el Dios Solar. Vida y Muerte, pero también Agua y Sol, fuentes necesarias para la Vida.
En el adoratorio a Tlaloc, se encontró un Chac Mool, mientras que en el de Huitzilopochtli pintado de rojo y negro, está la piedra donde se hacían los sacrificios. Así mismo, destacan la Casa de las Águilas y el Tzompantli.
Cuando llegaron los españoles, el Templo Mayor, estaba en su séptimo estado de construcción, tenía una altura aproximada de 45 metros de alto y 85 de lado. En cada etapa constructiva dejaban la anterior intacta, superponiendo un nuevo templo al anterior.
Dice el mito, que fue en el cerro Coatepec donde Huitzilopochtli, defendió a su madre la Coatlicue, de su hermana y de sus 400 hermanos, que querían asesinarla.
Desmembró a su hermana y arrojó sus pedazos por la montaña. Por ello el adoratorio representa al Coatepec y a los pies de Huitzilopochtli se encontró la piedra de la diosa Coyolxauhqui. Al realizar los sacrificios, los cuerpos se arrojaban por las escaleras para que se diera la repetición del mito.
Otras piezas importantes se encontraron en el centro histórico como la Coatlicue, señora de la falda de serpientes, la Piedra del Sol, la Diosa Tlaltecuhtli. Allí donde la Gran Tenochtitlan se oculta bajo la ciudad.
Cada pieza nos habla de esta civilización que habitó bajo sus propias reglas hasta 1521, cuando cayó sin explicación. Una civilización que en palabras de Bernal Diaz del Castillo, asombró a sus conquistadores, “Que habían estado en Constantinopla, y en toda Italia y Roma, y dijeron que plaza tan compasada y con tanto concierto y tamaña y llena de tanta gente no la habían visto”.
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Hola Alice!!!! Muy bello todo lo que estás haciendo, nos enriquecemos gracias!!!!!
Aliiii que maravillosa !! Me encanta todo Tan bello cuánta historia ! Gracias
Increíble lugar Alice ! Como siempre, que ganas de ir después de leer tu publicación !
Muy interesante Ali! es una zona de la ciudad muy intensa por su pasado y su presente. Muy buen resumen!
Uno de los lugares que más me gusta de CDMX y que es una muestra de la hermosa riqueza cultural de este país.