Para los que gustan de la historia, basta subirse al Periférico Norte y tomar la ruta a Querétaro. Una ciudad que te dará una cuota de historia y modernidad.
Unos kilómetros antes de llegar a destino, nos desviamos a la ruta del queso y del vino, donde nos compramos unos quesitos para degustar en el camino hacia Querétaro, donde llegamos temprano.
Con la ansiedad que traemos cuando llegamos a un lugar nuevo, deseosos de no perdernos nada, dejamos el carro casi entrando al centro histórico y visitamos el Ex Convento de la Santa Cruz, una iglesia del 1600, donde los franciscanos se preparaban para las misiones entre los indígenas. Luego nos adentramos por una callecita llena de hoteles, barcitos y arte que desemboca en la Casa de la Corregidora, hoy el Palacio de Gobierno.
Josefa Domínguez, es la famosa Corregidora de Querétaro, insurgente de la Independencia mexicana, que es aclamada cada año en el clásico Grito de las Fiestas Patrias.
Avanzamos hacia el Jardín Zenea, con su típico kiosco, para tomarnos uno de los tranvías que recorren las atracciones más importantes de la ciudad, con guías locales, que te llenan de condimento los relatos y aumentan el disfrute.
Durante el recorrido pasamos por el famoso Acueducto, que cruza la ciudad y visitamos el Cerro de las Campanas, donde en 1867 fuera fusilado Maximiliano de Habsburgo, luego de la caída del Segundo Imperio.
Regresamos a la Catedral y nos metemos al Museo Regional, mientras los ánimos del grupo se empiezan a alterar, cansados y en busca de algún lugar para una rica comida.
Ya en la plaza, sus laterales llenos de opciones gastronómicas, con las ya clásicas enchiladas queretanas con zanahorias y papas, así como las gorditas, nieves y aguas saborizadas. Seguiremos luego la caminata por la peatonal a la tradicional Casa de la Marquesa.
Sus calles amplias, de frentes altos, cielo abierto, llenas de buganvilias en flor, y pobladas de innumerables Iglesias, entre las que destaca, el Templo de Santa Rosa de Viterbo, de estilo Barroco colonial.
En el Convento de las Capuchinas, visitamos el calabozo imperial, morada de Maximiliano antes de su fusilamiento. Seguimos al Teatro de La República, lugar donde se dieron importantes hechos históricos del país.
Un imperdible es el Museo de Arte, en lo que fuera el antiguo Claustro de San Agustín. Su patio es de los más bellos, con figuras talladas en cantera, de las más exquisitas del barroco del siglo XVIII.
Ya sin aliento, después del recorrido, cargado de historia y personajes, la autopista nos lleva directo a la modernidad, a una Ex Hacienda en la zona de Juriquilla, un próspero vecindario, lleno de comercios, hoteles y demás.
No dejen de ponerlo en la lista de visitas futuras y disfrútenlo, ya que es un plan cargado de historia, buen comer y relax, sin olvidarnos que Tequisquiapan y la Peña de Bernal, son dos encantadores lugares que podemos visitar de regreso a la CDMX.
Nos encantó Queretaro! Seguro volveremos :)
Después de leer tu relato Me acabo doy cuenta que tengo que regresar y visitar muchos sitios q pase por alto , Gracias Ali por esta excelente recomendación!
Hermoso paseo! y más revivirlo al leerte, gracias:)
Excelente. Tomo nota para recorrido pos cuarentena. Tus relatos me dieron ganas de hacer todo. 👏👏
Muy Interesante! me quedó pendiente la ciudad!